No sé que contaros, de que hablar, ni como empezar este artículo, pero es que tenía ganas de contaros algo, no sé, me apetecía sentarme a escribir para saber de vosotros y para que vosotros sepáis de mi.
Y es que últimamente, entre viajes y ferias, no paro, y no sé si será por el ritmo de trabajo, pero llevo unos días nervioso, intranquilo… o como yo digo mis brujas andan por aquí cerca, creo que me quieren decir algo pero aún no entiendo muy bien qué es.
Ya me conocéis, y si, reconozco que no puedo estarme quieto, siempre tengo que tener algo entre manos, y escribiendo esto me he dado cuenta que el año pasado por estas fechas estábamos organizando el III Congreso Cocina con Queso y Humor
No podéis imaginar lo que nos costó encontrar un día para poder celebrarlo, cambiamos la fecha unas cuatro veces. Pero este es uno de los eventos más importantes del año para nosotros, y eso que vamos a mil sitios. Pero este es especial.
Y es que acaban de venir un montón de recuerdos a mi cabeza, subiendo y bajando con chismes por aquellas escaleras, colocándolo todo y los nervios, que me paso todo el día con unos nervios que lo único que hago es andar de un lado para otro.
A veces me dicen hasta que estorbo. Bueno, incluso me lo digo yo mismo. No puedo evitar acercarme a dar mi opinión en todo, les hago cambiar las cosas de sitio, desmontar, mover. Vamos, que más de una vez me han dicho que me vaya a tomar un café para relajarme.
¿Vosotros recordáis nuestro III Congreso Cocina con Queso y Humor ? Es increíble que una celebración entre amigos se haya convertido en algo tan bonito. Y quizás bonito no es el mejor adjetivo para definirlo pero es el que me ha venido a la mente mientras escribía.
Me encantan los eventos como este en los que dejamos el corazón, en los que no somos conscientes del trabajo que realizamos ni de lo cansados que estamos hasta que acaba el día. Porque queremos que todo salga bien, porque nuestra recompensa es la cara de sorpresa de cada uno de vosotros.
Aunque es cierto que el año pasado hubo sorpresas para todos incluido yo, no me esperaba a grandes amigos realizando aquella bonita obra de arte, que encima estaba deliciosa, no pude evitar emocionarme. ¡Qué le voy hacer, así soy yo!
Y aquella madre y su hijo que nos sorprendieron con su baile, vestidos de charros pero no, no bailaron el típico baile charro, ellos eran una actualización y se atrevieron con un “tecno charro” que hasta ese día yo no conocía.
Ay… que recuerdos, que melancolía, que especial es este día y ya van tres…. ¿cuándo será el siguiente?
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