Hoy es 19 de marzo, día de San Jose y Día del Padre. Como en la mente de muchos, está presente mi padre, Antonio. ¿Hay algo más mágico y sincero que el amor de los padres? Yo, si tengo algo que agradecer, es sin duda la enseñanza y conocimientos que él me ha dado. Gracias a todo eso estoy donde estoy y soy quien soy. Por eso, como regalo, escribo esta carta a mi padre, en agradecimiento a su cuidado y dedicación en tantos años de vida.
Papá, como bien sabes, antes los tiempos eran diferentes, no había tantas facilidades como ahora y no teníamos a nuestro alcance cualquier cosa que se nos pasase por la cabeza.
Cuando eras pequeño no fuiste a la escuela, no estudiaste. Con 11 años ya eras responsable de más de 300 ovejas en Lumbrales, como pastor. Eran muchos los días en los que no ibas a casa, días en los que dormías en los chozos de piedra. Seguiste los pasos de mi abuelo, tu padre, que tampoco estudió y desde bien joven estuvo en el campo con los animales, trabajando diariamente con gran empeño.
Me has contado muchas historias de esa época. Es emocionante escuchar tus anécdotas de cuando estabas en la choza cuidando el rebaño de ovejas. También cuidabas del pan, el tocino, el chorizo y el queso, ese que se hacía en primavera y duraba para toda la semana.
¡Adoras el queso! Te da igual tierno que curado. Y qué decir de las cortezas… Las cortezas del queso siempre las guardabas para dárselas al perro o a la oveja... ¡Incluso a tu sobrina! Recuerda la alegría de mi prima Amagoya, que salía corriendo a por esas cortezas cuando llegabas con el rebaño.
Me has hecho aprender con todas y cada una de esas historias y vivencias. Con cada uno de esos días que he podido salir al campo contigo y que tanto me costaba… ¡Cuánto protestaba! ¿Verdad?
Ibamos al campo para arar con los burros, para ir a trillar, para esquilar a las ovejas… ¡Incluso para ayudarlas a parir! Todo eso lo aprendí de ti y contigo.
No me puedo olvidar de como cuidabas todos y cada uno de los detalles de la casa. Como cuidabas de mi familia, de mi madre, Claudia, y de mi hermana. Aprendí de ti el esfuerzo diario y continuo que hay que hacer para sobrevivir en una economía tan pobre como la que te tocó vivir. Y a pesar de ello, nos has puesto todo más fácil con ese esfuerzo diario que da un padre y una madre.
Mirando los dos juntos hacia el futuro, tú y mama, conseguisteis educarnos a mi hermana y a mi. Con vuestro trabajo me habéis transmitido lo que es la vida, lo que es cuidar a la familia, lo que es vivir feliz y saludable.
Y, por último, lo más importante. No puedo terminar sin decirte todo lo que te quiero y todo lo que te echo de menos. Lamentablemente hoy con tu enfermedad, no puedes estar en casa acompañado de mi madre, ya que estás en la residencia de Lumbrales. Pero todavía hoy, me recuerdas que las tijeras de podar están en una bovedilla, encima del sillón donde tanto te gustaba sentarte para cuidar de tu pequeña huerta. Todavía hoy me enseñas y me recuerdas lo que es una cepa, una parra que has sembrado y mantenido para que me la pueda llevar a mi casa.
Y todavía hoy, te acuerdas de esos chozos donde solías dormir, de ese queso y de tus compañeros con los que pasabas los días.
Qué afortunado soy, y qué feliz me siento de tener y haber tenido unos padres así. Es muy importante para mí agradecer todo lo que habéis hecho por mi al igual que poder disfrutar de vuestra compañía.
Feliz día papá. Gracias por todo lo que me has enseñado, gracias por tu ejemplo.
Gracias por ser mi padre.
19 marzo 2021 - 18:44
Desde Guatemala le envío un fuerte saludo a tu Padre y a ti, desde este país te sigo en la redes porque me entusiasma leer tus anécdotas y esta en especial.