¿Sabes cuántos vasos de leche bebes al día? ¿Alguno de ellos es de oveja? Os hago estas preguntas, porque es habitual que en nuestras neveras haya un brick de leche de vaca, pero ¿por qué no sucede esto con la leche de oveja?
Si nos fijamos en los números, hay dos cosas que tenemos que tener claras, el consumo de leche animal cada vez es menor, casi un 30% menos desde el año 2000 y que el 81% de los consumidores toman leche de vaca.
¿Qué pasa con las otras leches?
Puede que simplemente sea un hábito, nos hemos acostumbrado a ir al supermercado y elegir la leche de vaca; o puede que no nos quede otra opción ya que la oferta de leche líquida de oveja o cabra es menor, a veces incluso inexistente.
Si echamos la vista atrás, hace unos años, el consumo de leche en los hogares estaba ligado a la ganadería que tuviera esa familia, si había cabras, se tomaba leche de cabra, si eran ovejas sucedía lo mismo.
Práctica que ha ido reduciéndose con el paso de los años, ya que la mayoría de las familias no tienen ganado, y por tanto la leche, al igual que el resto de alimentos, tienen que ser comprados. Por lo que el consumidor tiene que ceñirse a los productos que hay en el establecimiento.
Bien es cierto, que en los últimos años ha aumentado la variedad de leche, pudiendo encontrar leche fresca y de otros animales como de oveja o cabra.
¿Qué nos aporta el consumo de leche de oveja?
La leche de oveja es la que más calcio contiene si la comparamos con la de cabra y la de vaca, en concreto un 80% más.
Además nos aporta sodio, magnesio, hierro, yodo y fósforo; este tipo de leche es más digestiva, debido a su alto contenido en triglicéridos. Es alta en vitamina A, C y E entre otras.
¿Te parecen motivos suficientes para tenerla en tu nevera? Si aún no lo tienes claro, te diré que los postres son más sabrosos si utilizas este tipo de leche.
Prueba a elaborar arroz con leche, con leche de oveja, el sabor de este postre será mayor, y eso es porque tiene más grasa y proteínas, lo que potencian el sabor.
Podríamos poner como ejemplo también las cuajadas, tan típicas, seguro que vuestras abuelas las hacían. Después de ordeñar a las cabras o las ovejas, cocían la leche y elaboraban cuajadas. ¡qué ricas estaban!
¿Sois capaces de recordar el sabor de aquellos postres? ¿por qué no recuperarlos?
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