Que bonito es saber, que siempre estás ahí, no lo digo yo, lo dice una canción, y me ha gustado tanto que os lo digo a vosotros. Da igual a donde mires, porque hoy todo el mundo se quiere. Vosotros, ¿Celebráis el día de San Valentín?
Desde principios de febrero los establecimientos se llenan de mensajes románticos, de corazones rojos, y de te quieros por todos los sitios. No seré yo, quien diga que no es bonito celebrar el amor, pero ¿por qué tiene que ser sólo hoy?
Amor de hermanos, de amigos, de primos, amor de madre, el de ellas es un amor incondicional, todo a cambio de tan poco. No importa la hora, no importan los días, ellas siempre están ahí cuando las necesitas, mi ejemplo, mi madre Claudia, de la que os he hablado tantas veces. Su cariño, paciencia, sabiduría.
Y si hablamos de amores incondicionales, ese es el amor que se le tiene a un hijo, la primera vez que ves su carita, las ganas de enseñarles todo lo que sabes. Ver el paso del tiempo a través de sus ojos, llenos de ilusión de ganas de aprender, de conocer.
Amor por tu trabajo, por lo que haces, amor por el chocolate, o como en mi caso pasión por el queso. ¿No es este un tipo de amor, también?
Amor, el que sientes por la persona que eliges para compartir la vida, los buenos momentos y los que cuestan un poco más. Una persona imprescindible, el hombro en el que apoyarse. Es bonito tener con quien caminar, con quien disfrutar, a quien agarrar fuerte de la mano, y con quien pelear, porque en algún momento todos nos peleamos.
Pero, ¿por qué decirlo sólo hoy? San Valentín, el día que todo el mundo compra flores, en su mayoría ramos de rosas rojas, cuanto más rojas mejor. Pero, los pequeños detalles del día a día son los que hacen diferentes las cosas, una rosa roja un día cualquiera, o un ramo de flores de queso, para los más queseros. Regalos sin motivos, pero que consiguen la mejor de las sonrisas, las más tiernas y sinceras.
El tiempo, es el mejor regalo que puedes hacer, ese ratito de charla para contar que tal te ha ido el día, los paseos de domingos, un viaje… momentos, que al final se convierten en recuerdos, recuerdos que forman historias.
Historias, que recuerdas al sentarte al lado de la chimenea una tarde cualquiera de invierno, esas que te hacen sonreír y pensar ¡cómo ha pasado el tiempo!
Por eso, pienso que no es necesario que sea 14 de febrero para decir lo mucho que quieres a quien quieres. ¿Por qué decirlo sólo un día si puedes hacerlo los 365?
Quizás, San Valentín es la excusa perfecta, el empujoncito que algunos necesitan para decir Te Quiero. Cada quién lo dice a su manera, yo no soy de hacer nada especial este día, prefiero hacerlo el resto del año. Eso sí, en mis planes nunca falta un pedacito de queso. ¡Es el sabor de mis días!
Para el amor no hay prisa, para el amor no hay fecha… igual que para el queso, no hace falta un motivo concreto, no hace falta un día marcado en el calendario para disfrutarlo. Disfruta cada día del amor, del queso, de los que más quieres y si puedes disfrutarlo de todo a la vez… ¡qué más se puede pedir!
¡Feliz Día de San Valentín!
Deja un comentario